sábado, 11 de agosto de 2012

OPOSICIÓN POLÍTICA: DERECHO ESENCIAL DE LA DEMOCRACIA.


José Carlos Molina B


Para no ir muy lejos en la historia política universal, me remitiré al derecho de  oposición a partir de lo que contempla nuestra Constitución Política Colombiana en su artículo 112, que en esencia dice: “Los partidos y movimientos políticos con personería jurídica que se declaren en oposición al Gobierno, podrán ejercer libremente la función crítica frente a este, y plantear y desarrollar alternativas políticas”.

Para que este derecho sea efectivo, la misma constitución garantiza el acceso a la información y a la documentación oficial, obviamente con las restricciones constitucionales y legales; pudiendo para la difusión de su pensamiento y opinión  tener plenos  derechos a los medios de comunicación social del Estado y por supuesto las ventajas que hoy ofrece las redes sociales de la Internet,  como Facebook  y twitter, entre otros.

Los partidos y movimientos políticos tienen en este derecho constitucional toda una posibilidad de convertirse en una opción política en las próximas elecciones,  actuando  en  un marco de respeto y de aceptación de “reglas consensuales” del juego político. Desafortunadamente,  en nuestro departamento (La Guajira),  se ha vuelto  una mala y equivocada  costumbre,  desde el primer día de gobierno,  ver a los opositores entrar en el campo de las descalificaciones personales, mediante insulto y agravios a los nuevos gobernantes; instaurando mediante anónimos  querellas con pocos  fundamentos jurídicos  antes los organismos de control; todo por el prurito y/o deseo  de fastidiar a los gobernantes. 

Es frecuente también la utilización de pasquines,  utilizados para intentar destrozar reputación, mediante la injuria y la calumnia; a decir verdad,  esos folletos anónimos son leídos con deleite por un gran número de personas, que disfrutan cada palabra, cada insulto, como los buitres disfrutan la carroña.

Le apuestan desde el primer día no solo al fracaso del nuevo gobierno, sino que conspiran con afán,  por vía de un proceso disciplinario a una destitución temprana  y forzar unas elecciones atípicas. Para nada les interesa el bienestar colectivo, solo el poder para satisfacer sus apetitos de empresas electorales personales.   

Estas prácticas desnaturalizan el objeto o espíritu de nuestra norma superior (Constitución política), que como ya  vimos,  su esencia es  la función crítica y plantear y desarrollar alternativas políticas, dentro de un marco legal.  Por eso,   quienes asumen esa postura o comportamiento,   están lejos  de ejercer oposición y cerca de la conspiración.

Si entendemos la política como el Arte de servir al pueblo, para resolver sus necesidades y propiciar la mayor suma de felicidad posible, el papel legítimo de quienes ejerzan oposición es ser vigilante, para que ese postulado se cumpla de la mejor manera y en el evento de disentir, plantear alternativas distintas, eficientes y superiores para conseguir los objetivos a favor del pueblo.    


Los guajiros debemos trabajar en unidad en la búsqueda de un objetivo común, aún teniendo diferencias partidistas e ideológicas. LA GUAJIRA PRIMERO.          

               

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