domingo, 18 de julio de 2010

LA LAVANDERA… UN VALLENATO NECESARIO

José Carlos Molina B
Abogado litigante. Presidente del colegio de abogados de Maicao CODAMA

Siempre he querido escribir sobre la música vallenata, que para mi gusto es la mejor del mundo, o por lo menos (para no entrar en calificaciones) es con la que mejor me identifico emocionalmente. La música,  si no logra trasmitir y despertar  un sentimiento en el ser humano,   carece de sentido y el vallenato es eso, puro sentimientos; es además la expresión más autentica de una región que sufre, llora,  ríe,  se enamora  y a pesar que mediante prevaricatos y peculados le han secuestrado  su esperanza,  no le ha podido arrebatar  su alegría,  la que  expresa cantando. 
  
He disfrutado de hermosísimas  canciones, innumerables, pero hoy quiero referirme de manera exclusiva  a una canción que desde el primer día que la escuché,  en el año 1982, me causó una gratísima impresión por su profundo contenido social,  humano y poético. Me refiero al  tema “LA LAVANDERA”  canción de la autoría de Daniel Celedón,  gravada al lado de su compañero más insigne,  Ismael Rudas; trabajo titulado  “Tesoro Musical”.

Desde el inicio de la canción uno queda atrapado en la historia, cuando el autor comienza narrando el paso de una mujer que tiene por oficio lavar ropa ajena. Sin duda es un homenaje a las mujeres que se dedican a ese pobre “oficio de batea”. Describe con una fuerza narrativa de forma magistral y poética a las mujeres lavanderas, “Comadres de conciencia buena”, que  mientras uno escucha la canción pareciera estar observando de manera impotente  aquella escena dramática. 

El autor e interprete Daniel Celedón, aprovecha la trama para denunciar la injusticia social, el “mugre de la sociedad”, la falta de empleo, de oportunidades; falta de equidad  que  a pesar de los años sigue teniendo vigencia. Esta canción   guarda  el equilibrio perfecto, difícil y escaso de plantear en un tema musical, como es narrar  situaciones de denuncias y tristeza  sin perder la belleza musical y  poética.

En unos de los apartes de la canción,  el autor  en su denuncia describe con maestría,  la realidad de la   lavandera, que es al mismo tiempo la  situación que padecen los obreros, los hombres y mujeres  que viven del  REBUSQUE” en los semáforos, los parques y en general en las calles de Colombia. Dice: “Lavandera de  poca sombra,  nadie te nombra nadie te llama y en tu casa hay llanto de sobra si lo que cobras ya no te alcanza, cada aurora un bojote de ropa y en cada gota se te va el alma, forjadora misión de pompa, jabón  que engloba desesperanzas”

Definitivamente “LOS MÚSICOS LE COMPONEN Y LE CANTA A SU GENERACIÓN”,  como en alguna ocasión les  escuché decir en una tertulia  a los connotados investigadores del vallenato    Emmanuel Pichón Mora y Abel Medina Sierra; quizás eso  explica un poco,  que esta generación de compositores y cantantes motivados por una generación con otro tipo de expectativas,  de preocupación y gustos no acudan a la denuncia social necesaria en procura de propiciar y/o reclamar  cambios sociales. 
   
“Lavandera manduquendo  vas todo el mugre de la sociedad,  dale duro dale más y más  que hay tantas cosas que den blanquear”.